Siguiendo a Sara Ahmed, me interesa la idea de que las emociones no están ni en lo individual, ni en lo social, sino que justamente a través de ellas se definen los límites de lo individual y lo social. Las emociones son muy importantes para las organizaciones porque a través de ellas se modelan los mundos posibles y nuestro lugar en esos mundos posibles.
Muchos de quienes estudian la sociedad contemporánea están centrados en entender como en estos tiempos emociones tales como: el miedo, el odio, el resentimiento, se constituyen en elementos constructores de identidad y amenazan la convivencia social, la vida democrática y el ambiente laboral. Una nueva ecología de los medios de comunicación que se refleja en la concentración mediática y el surgimiento de las redes sociales como formas de expresión que multiplican opiniones sin filtro, ni jerarquía, así como el desmoronamiento de las tradicionales formas de representación política, posibilitan la manipulación de las emociones y su instrumentalización en la vida social.
¿Cuál es el lugar que le damos a la política de las emociones en la gestión de las organizaciones? ¿Cuáles son las herramientas más eficaces para estimular la conversación, el respeto por la diferencia y la diversidad? ¿Cómo trabajamos sobre la solidaridad entre pares y la sororidad/fraternidad que nos obliga a reconocernos iguales en la condición humana, más allá de toda diferencia?
¿De qué manera la gestión de las organizaciones asume su responsabilidad para posibilitar la conversación, el dialogo y la construcción de equipos de trabajo que, sin asfixiar la diferencia, puedan potenciarse en la diversidad?
Las emociones, su comprensión y gestión, son elementos claves en el programa de cuidado y autocuidado necesario para que todo ambiente de trabajo sea un espacio saludable, satisfactorio y productivo.
¿Te gustaría conversar sobre estas dimensiones? Crees que este debate puede sumar al análisis y gestión de las organizaciones. Comunicación, liderazgo, trabajo en equipo, fidelización son todos temas que debe ser repensados a la luz de las nuevas dinámicas sociales.
Marìa E. Isoardi