María Esther Isoardi –Titi- para los amigos-, es especialista en comunicación y estudios de género. Nos juntamos con ella para charlar acerca del rol de la mujer en la sociedad, en el trabajo y la familia, pero sobre todo, para que nos cuente cuánto hemos avanzado como mujeres, y qué cambios se avecinan en este sentido. No te pierdas la entrevista.
“Es necesario que pongamos en cuestión algunos discursos dominantes. No somos perfectas, no podemos con todo”, nos dijo Titi Isoardi en medio del encuentro. Y con esa frase resonando en la cabeza nos fuimos. Es que a veces el día a día nos agobia, nos hace repensar lo que estamos haciendo, y nos da culpa no poder estar en todo como quisiéramos. Los lugares que hemos ganado en la sociedad son enormes. Pero aún nos falta. Y no sólo en alcanzar la igualdad laboral con los hombres, sino en entender que es posible delegar, pedir ayuda, y en empezar a borrar esos roles de género tan marcados que responden a otro momento de la historia. Te invitamos a leerla.
¿Qué es lo que se debate hoy en cuanto a igualdad de género?
Lo que las mujeres hoy reclaman para sí es el respeto a la diferencia, y ese respeto a la diferencia se expresa en el reconocimiento de derechos y la igualdad de oportunidades. El tema no es si está bueno o no ser mujer, si queremos hacer cosas que tradicionalmente hacían los varones o queremos seguir haciendo cosas que tradicionalmente hacían las mujeres. La discusión pasa porque algunas cosas que tradicionalmente hicieron los varones están vetadas para las mujeres y ese veto puede ser explícito o simbólico. Y que muchas tareas que tradicionalmente hicieron las mujeres, como las de cuidado de niños, ancianos o enfermos, siguen siendo tareas femeninas, o en las que mayoritariamente los varones no se involucran y no son reconocidas ni económica ni simbólicamente.
¿Cuánto crees que hemos avanzado en todo esto?
Hemos avanzado en la medida en que somos conscientes de que no podemos con todo, que nuestra presencia en el mercado de trabajo requiere más presencia de los varones en las tareas de de la casa, y que somos capaces de pedirla. Avanzamos en la medida que somos capaces de tomarnos nuestro tiempo para planificar una carrera o vida familiar. Me parece que las mujeres más jóvenes no están dispuestas a elegir o vida familiar o vida laboral, quieren las dos cosas sin morir en el intento. La mayoritaria presencia de las mujeres en las universidades y con mejor rendimiento que los varones, impactará sin duda en el modo de organizar la vida familiar y laboral en las próximas décadas.
El que no estemos dispuestas a resignar nada, muchas veces trae culpa y agotamiento. Porque a todo lo que hacían las mujeres de (la casa y los chicos), se le sumó el trabajo. Hay quienes dicen que “salimos perdiendo” en esta lucha femenina…
Ojo con eso de que salimos perdiendo, la autonomía no puede ser nunca una pérdida. La independencia económica que nos otorga el trabajo nunca puede ser una pérdida en una sociedad como la actual. Perdemos cuando queremos o añoramos tiempos no vividos, se nos presenta la vida de nuestras abuelas como ideal, o tenemos el ideal de la familia Ingalls; eso es ficción. La vida de nuestras abuelas estaba muy lejos de ser ideal. Lo que agota a las mujeres no es el trabajo, nos agota el mandato de perfección, tenemos que hacer todo bien, todo nosotras, y además estar divinas. Ese es el discurso de la publicidad, el discurso del consumo, pero las vidas reales pasan por otro lado. Es necesario que pongamos en cuestión algunos discursos dominantes, no somos perfectas, no podemos con todo y los padres de nuestros hijos hacen tan bien o mejor las cosas que nosotras.
¿Cómo cambió el rol de la mujer en el trabajo?
La situación de la mujer en el trabajo sigue siendo un tema para pensar y problematizar. Lo primero a señalar es la brecha salarial: en Argentina las mujeres ganan un 25 por ciento menos que los varones, muchas de ellas son jefas de hogar, es decir sostén de familia. Lo interesante para subrayar de la brecha salarial es que ésta se produce por la poca proporción de mujeres en el sector de más altos ingresos. Esto demuestra que muy pocas mujeres llegan a lugares de responsabilidad y poder.
¿Y esto por qué pasa?
Las razones son variadas. Muchas de ellas se deben a costumbres organizacionales muy masculinizadas como por ejemplo no considerar el horario escolar o el de las rutinas familiares. Ese hecho deja fuera a las mujeres con hijos pequeños de una manera que está naturalizada. Hay que generar prácticas institucionales inclusivas que impliquen una mejor compatibilidad de vida familiar y laboral para varones y mujeres. Los varones también necesitan estar cerca de sus hijos mientras son pequeños. Una distribución de roles de género muy estereotipados empobrecen las relaciones familiares, los ámbitos laborales y la vida de las personas.
Los hombres hoy se involucran mucho más en cuestiones de la casa, el cuidado de los chicos, y demás. De todas formas, hay cosas que siguen siendo de “las mujeres”. ¿Eso es algo que cambiará o hay cosas que son inherentes a lo femenino?
El cambio se percibe con claridad en las parejas jóvenes de sectores medios urbanos, no sé si se pasa lo mismo en todos los sectores sociales, pero claramente en las familias que ambos padres trabajan full-time hay una redistribución de las tareas de cuidado. Sin embargo todavía es responsabilidad de las mujeres y así lo sentimos nosotras, por eso es tan difícil de cambiar. No confiamos y nos cuesta delegar las tareas de cuidado. Más allá de que las mujeres somos las que nos embarazamos, parimos y amamantamos, no creo que haya cosas inherentes a lo femenino por naturaleza, sino que se ha naturalizado una construcción cultural que estipula lo que es femenino y que refuerza la concepción de la mujer reproductora y el varón proveedor.
Hace tiempo venimos observando también cómo en muchas mujeres hay como una cosa de “volver a la esencia” y dejar de pelear tanto por esto de ser “iguales” a los hombres: mujeres que trabajan en su casa, que bordan, que cosen, que cocinan.
En cuanto a la tendencia a volver a los roles tradicionales, a emprendimientos que nos permitan estar más cerca de nuestros hijos y hacer cosas que hacían las abuelas, me parece que hay varias explicaciones. Una está vinculada a una tendencia de las nuevas generaciones a tener mejor calidad de vida y eso involucra tanto a varones como a mujeres. Me parece que los jóvenes hoy se plantean una relación diferente entre trabajo y vida familiar. No sólo las madres jóvenes, sino los padres también, quieren más y mejor calidad de tiempo con sus hijos. Me parece una tendencia para festejar.
¿Qué es lo que buscamos hoy las mujeres en relación a lo que pueden haber buscado nuestras madres/abuelas?
Lo que buscan las mujeres jóvenes hoy, a diferencia de sus abuelas, es autonomía, independencia, me parece que eso se evidencia en que postergan el matrimonio y la maternidad para primero terminar sus estudios universitarios, consolidarse en el trabajo, viajar, descubrirse a sí mismas. Veo una tendencia cada vez más frecuente de jóvenes mujeres que viajan por largo tiempo entre amigas como un modo de cerrar el periodo de formación universitaria, para las que el matrimonio y los hijos no están entre sus prioridades. Entre las mujeres hoy – aunque no aparezca en los discursos sociales – hay una gran variedad de formas de realización que no se agotan en la maternidad.
¿Qué mujeres te inspiran?
Muchas… En primer lugar mis amigas, con las que compartimos proyectos, lecturas, ideales, fracasos, perdidas, sufrimientos. Ellas me inspiran siempre. Las mujeres de mi generación nos hicimos un poco confrontando el modelo de nuestras madres y para eso la solidaridad de la amistad femenina fue fundamental, nos fuimos pensando juntas ante el primer trabajo, la pareja, los hijos, lo que queríamos ser y lo que somos. En cuanto a mujeres de la historia: la inteligencia de Simone de Bouvoir, la pasión de Eva Duarte, la sensibilidad de Virginia Wolff . Y – por supuesto – madres y abuelas de plaza de mayo, mujeres comunes que la historia obligó a ser extraordinarias. Finalmente, hoy me inspira mi hija… Ella tiene respuesta para muchas de mis preguntas.
¿Por qué crees que podes ser hoy una mujer inspiradora para otras mujeres?
Me resulta difícil decir que puedo inspirar a otras mujeres, pero en mi trabajo permanente me focalizo en la importancia de que cada persona, y la mujer por supuesto, se valore como sujeto, que sea capaz de identificar lo que desea para ella y que pelee para lograrlo. Cada una de nosotras tiene un gran potencial y me gusta trabajar para desarrollarlo.
Nota hecha por María Paz Berri de ViviAvene