Las niñas a partir de los siete años no confían en la capacidad de su propio género, esto tiene impacto en el desarrollo vocacional, puede explicar la poca representación femenina en el sector tecnológico y en otros sectores influyentes de la economía y sin duda debe ser considerado a la hora de pensar en el desarrollo de las sociedades a nivel mundial. Tres notas que leí esta semana y vale la pena vincular.
Esta semana leí tres notas que me impactaron y que están relacionadas. La primera de ellas – muy compartida en las redes sociales – daba cuenta de una investigación realizada en la Universidad de Illinois que muestra el desastroso impacto de los estereotipos en género en las expectativas de las niñas a partir de los seis años, es decir cuando empieza la etapa de instrucción formal. El estudio muestra que las niñas a partir de los seis años no creen que las mujeres puedan ser brillantes, que la inteligencia es cosa de varones y el estudio agrega que esas expectativas, modeladas por los estereotipos culturales, tienen un efecto devastador a largo plazo, concretamente a la hora de elegir su carrera profesional.
Por otra parte Monique Morrow, directiva de Cisco, en una nota que publicó el diario El País de España nos invita a pensar en términos neutros a la hora de la distribución del trabajo, señala como los estereotipos nos reducen a unos pocos rasgos, nos limitan, nos quitan posibilidades y agrega: “Creo que nos quedan un par de generaciones para superar este problema”. Y se pregunta: “Estamos en el siglo XXI. ¿Cómo puede ser que al pensar en esto calculemos que aún hay que esperar un par de generaciones” Esta ejecutiva está particularmente interesada por la inclusión de la mujer en el campo de la tecnología y la transformación humanista de las organizaciones. Ella también atribuye a los estereotipos culturales la escasa presencia de mujeres en el ámbito tecnológico, de la programación y de los videos juegos, afirma que sólo llegan aquellas muy perseverantes que son capaces de superar no ya el “techo de cristal” sino lo que Morrow llama “abismo de cristal”
Por su parte, el informe del sobre el desarrollo mundial en el 2017: la gobernanza y las leyes, plantea que hay que mejorar la “gobernanza” es decir el proceso mediante el cual los gobiernos y los ciudadanos interactúan para diseñar y aplicar políticas públicas. Y puntualmente, en relación a la participación de las mujeres en política, el informe nos da una buena noticia las leyes de cupo se extienden cada vez a más países desde la década del noventa, sin embargo – esto no es bueno – tardan en aplicarse.
¿Cómo salir del circulo vicioso? necesitamos de políticas públicas efectivas con inclusión de la perspectiva de género en los planes educativos, que trabajen en el empoderamiento femenino, debemos tender puentes sobre el abismo de cristal y mejorar la gobernanza para que las políticas públicas incluyan la transversalidad de género y así acortar las expectativas de superación a menos de dos generaciones.