Violencia laboral, mobbing, acoso laboral son términos que se escuchan cada vez más en medios de comunicación y en la sociedad. Se refieren a situaciones de acoso sexual, agresiones físicas o de hostigamiento psicológico que sucedan de forma recurrente en los distintos ámbitos de trabajo. La violencia puede manifestarse a través de agresión física, acoso sexual o acoso moral y psicológico y darse en sentido vertical, desde el poder hacia los trabajadores y viceversa, y en sentido horizontal, entre empleados de un mismo nivel jerárquico. En todos los casos, perjudican el cumplimiento o desempeño laboral de la víctima buscando desestabilizarla, aislarla, destruir su reputación, deteriorar su autoestima, disminuir su capacidad laboral hasta progresivamente sacarlo del lugar que ocupa.
Estudios recientes confirman que es una problemática en aumento. Según un informe del año 2016, elaborado por la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral (OAVL), el número de denuncias de acoso laboral está creciendo, sobre todo entre las mujeres, responsables del 60 por ciento de las denuncias; el 40 por ciento restante de los denunciantes son hombres. En ambos, el tipo de violencia que predomina es la psicológica, seguida por violencia sexual, en el caso de mujeres, y física en los hombres.
Pero no toda conducta que directa o indirectamente esté dirigida a ocasionar un daño físico sobre el o la trabajador/a es considerado acoso laboral. Comunicación y capacitación son los pilares sobre los que se asienta la prevención, junto a un diagnóstico certero del problema, algo que hoy en día posibilitan distintas herramientas y la expertise metodológica sobre el tema para garantizar profesionalismo y confidencialidad.