Paula Sibilia y las subjetividades en transformación

Paula Sibilia vuelve a poner el foco en un tema que viene explorando desde hace más de dos décadas: las transformaciones en los modos de subjetivación provocadas por la revolución tecnológica.

En libros como El hombre postorgánico (2005), La intimidad como espectáculo (2008) y ahora Yo me lo merezco: de las viejas hipocresías a los nuevos cinismos(2024), traza una línea de investigación sólida que ayuda a comprender no solo los cambios en nuestras prácticas cotidianas, sino también fenómenos sociales y políticos actuales, como el auge de las nuevas derechas.

En su enfoque, Sibilia asume aquella idea foucaultiana que afirma que cada tiempo histórico “modela el sujeto que necesita”. Por ello en su primer libro “El Hombre Postorgánico”  aborda el tema de cómo las tecnologías digitales impactan sobre el modo ser y de estar en el mundo. Luego, en “La Intimidad como Espectáculo” analiza cómo el desarrollo de la web 2.0, el surgimiento de los blogs, las redes sociales, los talk shows y otros dispositivos culturales convierten a las personas comunes en protagonistas de sus narrativas y se transforman los límites entre lo público y lo privado. La autora de esta obra, trabaja comparando lo que fueron las premisas constitutivas del sujeto moderno y las contrasta con estas nuevas formas de subjetivación que ella percibe en transición, lo que anuncia una verdadera mutación en las subjetividades. 

 “Lo que destacaría es la fuerza centrífuga que caracteriza a la nueva moralidad: si cada cual siente que puede y merece lo que quiere, sin reconocer los derechos de los demás, los consensos que antes encarnaban en pactos míticos como los ‘contratos sociales’ o las ‘constituciones nacionales’ ahora se vuelven imposibles (…)» Paula Sibilia en La Voz


Yo me lo Merezco. De las viejas hipocresías a los nuevos cinismos, profundiza en el cambio de lo que la autora llama “suelo moral” de nuestra sociedad, la transformación del del ideal moderno del sacrificio por el bien común, a una lógica centrada en el goce individual y la autorrealización. Según Sibilia, este desplazamiento acompaña una transformación del capitalismo, donde el control ya no opera por represión sino por estimulación permanente. El mercado moldea deseos, impone ritmos, y promueve la ilusión de que todo es posible —si se desea lo suficiente—, generando así frustraciones crónicas y una demanda constante de soluciones inmediatas. En este nuevo escenario, las tecnologías no son neutras: configuran prácticas, valores y tiempos que muchas veces colisionan con instituciones como la escuela o la política. El resultado es una sociedad más fragmentada, donde el desafío es volver a pensar cómo construir vínculos en un contexto marcado por subjetividades cada vez más individualizadas.

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